Cultura

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Acosta, en el balsié, Martín Acosta (Quevedo), en el balsié, Silvestre Carrasco (Colorao), en el balsié. Estos munícipes eran diestros músicos en el pri-pri y la mangulina. Eran los

encargados de amenizar los bailes y veladas que se realizaban esa época. Por su condición de músicos, estos eran admirados Aspectos culturales del municipio de Paraíso a cultura es el conjunto de conocimientos, estructuras  sociales, religiosa, y artística, adquiridas, las cuales caracterizan a una sociedad.

Paraíso ha sido uno de los pueblos pertenecientes a la provincia de Barahona que ha tenido en los últimos tiempos un desarrollo vertiginoso en el aspecto cultural.

En cuanto se refiere a cultura, es bien sabido que mientras las ciudades son más grandes, ya sea por deber, roles sociales, o por rasgos culturales, tienden más a la formación que el pueblo pequeño; aunque a la vez resulta que ciertos fenómenos en campos estrechos como los nuestros, van a la par con la formación social o genética de un pueblo; pero sí sabemos que la cultura es la manifestación del arte en la sociedad.

Con estas palabras hago una breve introducción al aspecto cultural de nuestro municipio.

Paraíso, ha sido uno de los pueblos que desde sus albores ha sabido cultivar una cultura en todos los aspectos de la vida social.

En cuanto a la música, los primeros músicos nativos de Paraíso en el renglón típico fueron: Candelario Matos (lato), en el acordeón, Ambrosio Matos (varón), en la flauta, Rodolfo

por hombres y mujeres. Melódicos y románticos de la talla de Crecencio Cuevas, Luego con los años fueron apareciendo músicos Joaquín Leger, Luís Mañán, David Vidal y José Cheché (Camellón); estos se destacaron en la guitarra, aunque eran acompañados en la tambora por Ricardo Matos Marmoléjos, y en la güira por Jorge Acosta (Jorgito), quien también era vocalista. Para el año de 1952, llega a Paraíso el primer maestro de solfeo, de nombre César Winter Resí, el cual empezó a enseñar de manera didáctica a los primeros alumnos de esta naciente escuela de música. Este maestro duró poco tiempo en el servicio; a este le sustituye el profesor Manuel de Jesús González (Manolo), el cual da continuidad a la obra dejada por el primer maestro de la academia de música César Winter.

En el año 1956 llega a Paraíso un tercer maestro de música de nombre Alfredo Santana (Cafecito), éste llega con un espíritu de entusiasmo, el de enseñar a sus alumnos con

el propósito de en lo más adelante formar una banda de música. Fueron tantas las motivaciones y los esfuerzos realizados por este insigne maestro, que sus alumnos no tardaron en aprender el solfeo y el dominio de un instrumento musical.

Ese mismo año queda formada la banda de música, siendo sus primeros integrantes: Onésimo Acosta Matos, Manuel Osvaldo Leger, Crecencio Cuevas, Víctor Acosta (Víctor

Malaco), Pedro Julio Carvajal, Miguel de los Santos Matos (Miguelito), Simeon Melecio Recio (Viejo Món), Guaroa Moreta, Mario Augusto Aponte, José Aristóteles Aponte, Ignacio Adonis Moreta, Arturo Méndez hijo, Arcenio Báez (Calé), entre otros.

Esta banda de música iniciaba sus conciertos todos los domingos en el parque del pueblo, que para esa época era un centro rodeado por una grama verde, con una mata de naranja

en el centro.

Todos los domingos, los lugareños se daban cita en entonadas por los instrumentos de viento, cuerdas y percusión, los cuales armonizaban las notas de dichos instrumentos.

festivos, con el propósito de embellecer los días patrios. con el tiempo, estos conciertos se hacían también en los días.

Cave destacar que para ese tiempo la comunidad de Paraíso no contaba con otro medio de diversión, sopena los famosos bares de Daniel por feo y Gualupino.

Después con los años apareció el famoso «Lontano bar.» de Carlos Rubio (Carlos mamacita), este centro de diversión acaparó la atención de toda la comunidad por varias razones: Primero el bar estaba ubicado en el centro del pueblo, segundo el parque le quedaba al frente, y de esa manera los que iban al parque no resistían la tentación de entrar a ese lugar, y tercero su dueño no perdió la visión de adornar o ambiental el lugar con bellos y coloridos paisajes que no dejaban de llamar la atención al que entraba allí.

Recuerdo en mi niñez, siempre que iba a ese lugar, no porque era atraído por la música o por el licor, sino porque los paisajes y los cuadros dibujados allí despertaban en mí una

admiración y apego hacia la pintura; recuerdo que cada vez que yo miraba uno de esos dibujos me decía a mí mismo: -¡Si yo aprendiera a dibujar de esa manera !Pues de esa forma fue creciendo en mí una inclinación por la pintura, y mi visita a dicho lugar se iba convirtiendo en una obsesión.

En el año 1985, fui contratado por un «buscón» de una casa licorera que no vale la pena mencionar su nombre; el propósito era para que yo le restaure algunos de esos dibujos,

por el tiempo que tenían, ya habían perdidos su color y belleza, recuerdo el cuadro de esa águila imperial desatando la malla de una botella de Brugal, la misma hacía un rejuego de tonos con el fondo del centro, la misma había sido pintada por un cabo de la policía nacional, el cual estaba de puesto en el cuartel que estaba al frente del parque municipal. Mientras restauraba esos cuadros o “Viejos dibujos», me decía: -¡Quién lo va a creer, que un sueño de un niño hoy se convierte en La satisfacción de restaurar esos dibujos, fue más

emotivos para mí, que el mismo preciado metal, ya que dicho «buscón», se alzó con el santo y la limosna hasta el día de hoy. 

Luego con el tiempo del Lontano haber estado funcionando llega a Paraíso un munícipe de nombre Lorenzo Carrasco, el realidad! cual residía desde hace varios años en la ciudad de Barahona, este funda un nuevo bar, cerca de la periferia del parque, cuyo señor le pone por nombre a dicho bar “Barra el Pando”. Para esa ocasión llega a Paraíso una misionera del cuerpo de paz de los Estados Unidos, de nombre Rebeca, esta pregunta por el nombre de dicho bar a un munícipe, a lo cual él le responde: La barrapando, al oír ella dicha expresión exclamó: -¡Dios mío! -¡Como es posible!, oye que nombre más feo le han puesto a ese lugar… «La barrapando», de ahí en adelante ese lugar fue bautizado con ese nombre.

Ese bar trajo como resultado el equilibrio social dentro de los pobladores de esta comunidad, ya que, las personas de Guatombé como se sabe eran rechazadas socialmente por las personas del centro o pueblo abajo, de esa manera dichos compoblanos encontraron un espacio dentro de la sociedad, tanto los del centro como los de pueblo abajo frecuentaban «La barrapando», y de esa manera se fueron rompiendo las barreras sociales, y por qué no decirlo, las barreras raciales…

Recuerdo la historia de una señora, la cual le gustaba frecuentar ese lugar todas las noches, ella se iba a bailar, a veces dejaba a sus hijos encerrados en la casa, cuando no, los dejaba donde una vecina, lo cual se repetía casi diariamente. Ella se llevaba al marido, el cual por cierto defecto físico sequedaba parado detrás de las tablas de dicho bar, observando por una abertura a su mujer bailar con otros hombres, y él, simple consuelo de que ella de vez en  uando se le acercaba para llevarle un vasito de refresco, el cual servía como pago por entregar a su mujer en brazos de otros hombres. 

Esto trajo corrompida, basada en el irrespeto del forjamiento de un hogar totalmente desequilibrado alusivo a la música de entonces a destiempo el desvirgamiento de sus niñas, las cuales vieron en su madre una conducta maestra de una enseñanza bajo el estribillo: “A que no me quema ese papelón»…